Fotógrafo del mes edición 83


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Las fotografías que se publican en esta edición fueron elegidas al azar con la intención de mostrar el amplio rango de temas a los que acude un reportero gráfico y corresponden a los últimos diez años de años de viajes y trabajo de nuestra invitada del mes. «Cada una de estas imágenes solo tiene en común con la otra en que fue captada en fracciones de segundo, sin poses ni puesta en escena, con la luz disponible y al ritmo de la vida. Es en la cacería, en el clic, -para no decir disparo-, donde se me revela la magia de cualquier instante o de cualquier motivo».

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Gloria Nivia Ramírez Oliveri, es Comunicadora Social – Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (1991). Inició su carrera como reportera gráfica del periódico El Colombiano (1989), al registrar una de las décadas más difíciles de la historia reciente de Colombia. Desde entonces y hasta la fecha, no ha dejado de expresar su versión de la realidad en cada imagen que capta con su cámara. En el archivo fotográfico de ese periódico antioqueño, se encuentra un amplio registro de los años más violentos de la historia de Colombia. Un tiempo en que el narcoterrorismo de Pablo Escobar y «otras fuerzas del desorden», se hacían sentir con fuerza en todo el país y con más fuerza en Medellín.

La fotografía de interés humano o Street photography define el trabajo de esta reportera que casi todo lo capta mientras respira, mientras le hablan, mientras espera, mientras se pierde o mientras la encuentran quienes se dirijan con ella a cualquier lugar.

En esta selección solo se incluye una imagen de aquel tiempo, que el periódico publicó y distribuyó por el mundo. Esta fotografía, aunque con evidentes problemas técnicos, tomada a gran distancia y sin el equipo adecuado, es la que registra con mayor precisión, el momento en que una delegación, encabezada por el sacerdote Rafael García Herreros, se preparaba para recoger a Pablo Escobar «en algún lugar de Medellín» y luego ser llevado a «La catedral» o cárcel de máxima seguridad en Envigado.

Con respecto a la vida, muerte y el infame legado de Pablo Escobar, Gloria dijo alguna vez: Todo lo que vimos y vivimos, -no sólo los periodistas- a finales de los años 80 y comienzos de los 90 en Medellín, dejó una huella profunda en los jóvenes comunicadores de aquellos años; entre los que me incluía como reportera gráfica. Literalmente, «maduramos biches» porque es difícil que un ser humano siga siendo el mismo después de presenciar tanto sufrimiento. Son muchos los que no salen ilesos de las guerras. Hay episodios que no se borran, sonidos que aún aturden, lagrimas que todavía se derraman. Nosotros, los reporteros gráficos siempre estábamos ahí como testigos. Nadie nos contó nada. Todo lo que sucedía fue captado por nuestros sentidos. Creo que todos maduramos a la fuerza, como bien lo expresó en un artículo de la BBC, el amigo y colega Juan Carlos Pérez.

Sus fotografías se han publicado en otros medios periodísticos del país, entre los que se incluye la sección «Claroscuro» del periódico La Patria de Manizales. También se ha dedicado a la docencia universitaria y al estudio de los más grandes documentalistas de todos los tiempos. Al observar sus imágenes en conjunto, se percibe un interés por rescatar lo cotidiano: personas caminando, niños jugando, texturas en cualquier superficie, vitrinas, avisos, colores, etc. Ningún tema desplaza al otro, sino que más bien lo relaciona con un universo donde casi todo tiene cabida. «Con la fotografía descubro y expreso lo que soy, lo que me interesa y lo que promuevo. Quizá por eso y porque me convertí en madre, un día decidí que mi vida era más valiosa que una fotografía de guerra y me decidí por lo documental que para mí tiene más belleza y sentido».

La docencia y la investigación también hacen parte de la trayectoria profesional de Gloria Oliveri. Su tesis de grado (1991), Vigencia de la fotografía documental en la prensa escrita: Tras las huellas de Henri Cartier-Bresson en el contexto de Melitón Rodríguez, le abrió las puertas de la prestigiosa agencia de fotografía Magnum de París, de la que fue pasante en el año 1993. Esta oportunidad no solo enriqueció su visión del mundo y del fotoperiodismo, sino que también le permitió conocer a los reporteros gráficos más destacados; incluyendo al propio Cartier-Bresson, quien por aquel tiempo contaba con 85 años y estaba dedicado a la pintura. «De este encuentro, me quedaron varios libros autografiados, dos fotos de él y uno de los momentos más memorables de mi vida», recuerda Gloria.

En la actualidad, Gloria N. Ramírez-Oliveri reside en los Estados Unidos. Acaba de obtener un máster en Liberal Arts – Spanish en California State University Northridge, CSUN. Así mismo, hace parte del equipo de investigación del programa de periodismo en español de esta misma universidad.

Para ver más fotografías de Gloria N. Oliveri se puede ir a:

https://gurushots.com/gloria.ramirezoliveri/photos