FACUNDO PIERES, EL ÚLTIMO CRACK DEL POLO ARGENTINO
Por Alejandro Aguirre Alzate*
Lo dice sin anestesia: «Yo no escogí dónde nacer». Pero Facundo Pieres Soler vive a 70 kilómetros de la vida real. Esa vida de agite, digamos, al medio día en la estación de Constitución o al caer la tarde en el Obelisco. Si algún día lo vivió y lo sintió se lo inventó en un sueño y no se enteró.
‘Facu’ —como le dicen los suyos— vive entre álamos que apenas retoñan en el inicio de la primavera, eucaliptos sin aromas, campos verdosos de polo como tapices y pájaros abrigados entre pinos que hacen de las madrugadas despertares musicales como si fueran jardines babilónicos.