Especial Cortazar Cronopio

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«CORTÁZAR FUE UNA FIEBRE JUVENIL QUE ME DEJÓ EL CONTAGIO DE LA CREACIÓN ESCRITA »: GUSTAVO ARANGO

Por Juan Manuel Zuluaga Robledo*

En 1986, un joven estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, decidió emprender una epopeya literaria que lo llevaría a caminos insospechados. Fue como atravesar una graciosa y onírica rayuela. Gustavo Arango, no había escrito nunca un libro en su vida, y dicha empresa apoteósica lo forjaría a futuro, más adelante, como uno de los más reconocidos escritores colombianos de los últimos años.

Esa epopeya, se conoció en los círculos académicos de Medellín como “Un tal Cortázar”: se trató de un homenaje –una biografía, la primera en registrarse-sobre el autor de Rayuela. Su arrebato y entusiasmo febril por recrear la vida del Cronopio mayor, llevó a que un enorme número de lectores se saciarán con su lectura. Veinticinco años después, Arango, ya con un montón de novelas y libros publicados en su quehacer literario, ejerciendo el cargo de profesor asistente en Oneonta, Estado de Nueva York, y ganador de reconocidos certámenes, ha decidido reditar “Un tal Cortázar”, gracias a la Editorial de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Pese al peso y prestigio de su carrera literaria, Gustavo Arango sigue siendo el mismo estudiante sencillo de aquel entonces: no hace alarde de sus premios y de sus reconocimientos. Hablar con él, es como sentarse en un viejo café de Junín, en pleno centro de Medellín, con un amigo sencillo y natural de toda la vida.  En medio de los primeros vientos del otoño estadounidense, mientras las ardillas recolectan bellotas para el invierno, lo he entrevistado sobre este acontecimiento literario, mientras los cronopios y famas volaban a nuestro alrededor.  Estas fueron sus amenas respuestas.

Juan Manuel Zuluaga Robledo: ¿Qué lo motivó a la redición de “Un tal Cortázar”, veinte y cinco años después de su publicación original?

Gustavo Arango: “Un tal Cortázar” fue el libro que dio inicio a mi experiencia como escritor. Desde que tenía quince o dieciséis años yo había tratado de escribir algunos relatos, pero sólo cuando me senté a escribir esa biografía de Cortázar –sin saber que era la primera que se escribía–comprendí que el resto de mi vida gravitaría en torno a la literatura. Aquello fue en 1986, yo tenía veintidós años y los recursos para investigar eran limitados. Era la época de transición entre la máquina de escribir y los primeros computadores. No contaba con los innumerables recursos que hoy ofrece el internet. Debí limitarme a bibliotecas y archivos de prensa locales y, en aquel entonces, muchas preguntas se quedaron sin respuesta. El texto inicial se leyó con mucho interés y recibió el aprecio de estudiantes periodismo y literatura. Todavía me llegan noticias de que ese libro fue decisivo en la vocación de periodistas y escritores jóvenes. Siempre tuve la sensación de que podía decir mucho más sobre Cortázar.  Los años
siguientes seguí desarrollando algunos temas que fueron esbozados en el texto inicial.  Hace poco comprendí que los veinticinco años de la primera edición de Un Tal Cortázar eran una buena oportunidad para reunir en un solo volumen todo lo que he investigado y escrito sobre Cortázar en este tiempo. Le propuse la reedición a la editorial UPB y ellos acogieron la idea con entusiasmo. El resultado ha sido una hermosa edición que espero llegue a los lectores apropiados.

¿Qué material nuevo podrán encontrar los lectores en esta nueva edición?

La nueva edición de Un Tal Cortázar tiene el doble de contenido que la primera edición. Por eso le he agregado el subtítulo “…y otros pasos en las huellas”, para hacer alusión a los nuevos recorridos. Allí está una crónica sobre el París de Cortázar y un encuentro muy significativo con Aurora Bernárdez, su primera esposa y quien se ha esmerado para que la obra de Cortázar siga vigente. Hay, también, un recorrido lleno de sorpresas por la “Biblioteca Cortázar”, que se encuentra en la sede de la Fundación Juan March, en Madrid. Cortázar era, como lo llamo en el libro, “Un lector entusiasta”. Leía con un lápiz en la mano, comentaba, polemizaba con los autores y, en ocasiones, creaba en las márgenes de los libros que leía. La serie sobre la Biblioteca Cortázar fue publicada originalmente aquí, en la Revista Cronopio, y entre los tesoros que revela se encuentra un relato breve que estaba inédito, llamado “Polizón”, y una iluminadora carta en la que Cortázar construye una fascinante teoría de los sueños. Además de
las crónicas, esta nueva edición de Un tal Cortázar incluye ensayos diversos, sobre Rayuela, sobre el cine en la obra de Cortázar, sobre el concepto de figura en su obra. Como si esto fuera poco, el volumen se cierra con un curioso encuentro que “tuve” con Cortázar en uno de mis sueños.

¿Cómo ha cambiado su percepción sobre la obra cortazariana en estos 25 años?

Cortázar fue una fiebre juvenil que me dejó el contagio de la creación escrita. Mi deuda es imposible de pagar.  Lo que pasa con el tiempo es que uno deja de ver a sus autores preferidos como ídolos perfectos y empieza a verlos como seres humanos, con sus naturales zonas de sombra, sus fortalezas y sus debilidades. He tenido dificultad para leer su obra póstuma. Siento que, en cierto modo, obliga a releer todo el conjunto con nuevos ojos y esa tarea deberán hacerla los nuevos lectores de Cortázar. Pero vuelvo a sus novelas, a ciertos relatos queridos y, al hacerlo, siento como que regreso a un lugar muy familiar que todavía me sorprende y me revela cosas nuevas.

Se ha escrito mucho sobre el autor de Rayuela, pero ¿cuáles piensa usted son los aspectos menos estudiados de su obra?

Creo que era Cioran quien decía que la fama es siempre un equívoco. La fama y la vigencia de Cortázar son innegables. Cada generación que llega asume como propios a los cronopios y a personajes como la Maga y Oliveira. Pero creo que se exploran poco esas otras obras difíciles de Cortázar: “62/Modelo para armar”, “Libro de Manuel”. Siento que Cortázar estaba diciendo allí cosas que sólo podrán ser comprendidas en el futuro, cuando la humanidad tenga un mejor conocimiento sobre los oscuros enigmas del pensamiento y la realidad. Hablo del Cortázar místico, de su concepción de los sueños, de su idea de “las figuras”. Pienso que lo que hoy sigue pareciendo oscuro en su obra, un día llegará a tener mucha claridad.

¿A parte de este libro, ha pensado escribir otro texto sobre Julio Cortázar?

La reedición de Un tal Cortázar es como el cierre de un círculo. Lo que sigue es una tarea que otros deberán emprender. No creo que vuelva a escribir sobre Cortázar. Tengo demasiados proyectos de escritura. Ni una vida de cien años me alcanzaría para materializarlos.

¿Por qué piensa usted que Cortázar es un escritor tan seguido por los lectores jóvenes de hoy y de siempre?

Porque uno de los atributos de la juventud de espíritu es la tendencia a no tragar entero, a no aceptar a ciegas los legados, las tradiciones y “la gran costumbre”. Cortázar nos recuerda que hay que mirar la realidad con ojos despiertos y los jóvenes tienen el coraje para hacerlo. Después, muchos se resignan, aceptan que el mundo los domestique. Pero al principio de la vida todos sentimos todavía el palpitar de nuestros sueños.

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*Juan Manuel Zuluaga Robledo es Director de www.revistacronopio.com.  Es Comunicador Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, Magíster en Ciencias Políticas de la misma universidad. Actualmente realiza una Maestría en Literatura Latinoamericana en la Illinois State University, donde también es profesor de español. En sus tiempos de estudiante de comunicación, disfrutó contando historias de ciudad en el periódico Contexto de la Facultad de Comunicación Social. Fue practicante del periódico El Tiempo en Medellín y trabajó en el periódico Vivir en El Poblado, medios en los que se desempeñó como un forjador de crónicas y entrevistas, géneros narrativos que le encanta practicar en los ratos de ocio, que también incluye uno que otro cuento y reseña de libros, al calor de un buen café y con la inspiración de los Beatles como música ambiental.

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