Alfil Cronopio

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POKER CON EL LABERINTO DE LA PAZ

Por Marcel Hofstetter Gascón*

Si algo ha demostrado el Presidente Juan Manuel Santos es su inmensa capacidad para crecerse en las dificultades. En plena campaña electoral, cuando se estaba convirtiendo en un cadáver político frente a la avalancha de la llamada ola verde, sacó su as bajo la manga y en cuarenta y ocho horas revirtió la tendencia hasta lograr la Primera Magistratura.

De manera análoga, después del vergonzoso trámite de reforma a la justicia, viendo minado de un plumazo su capital político en la encuestas, el Presidente sacó a relucir un plan de paz muy bien estructurado para poner fin a medio siglo de violencia con el principal grupo alzado en armas. Si bien el pueblo colombiano es consciente de las dificultades y obstáculos que puede tener la iniciativa, el anuncio del proceso ha logrado transmitir una euforia colectiva, potenciando en casi veinte puntos porcentuales la imagen del Presidente. Sin lugar a dudas, la estrategia es una jugada maestra, no sólo por el impacto evidente en las encuestas de  favorabilidad, sino por el hecho de encaminar al país en la senda para resolver uno de sus conflictos endémicos.

Los diálogos que se iniciarán próximamente en la ciudad de Oslo, bajo el esquema de negociación directa y agenda cerrada, ponen a prueba la voluntad política de ambas partes para construir una nueva sociedad, en la cual, el disenso se resuelva con las armas de la democracia deliberativa. El largo y violento conflicto que ha azotado al país, da cuenta de la inmensa tarea que les espera a los negociadores, y a la sociedad como un todo. Minar la desconfianza, el miedo, el odio y el dolor de las víctimas, representan los principales fantasmas que se deberán superar en las rondas de negociación.

Los escenarios que se podrían derivar de la negociación son inciertos. La voluntad políticas de ambos actores, junto con una ofensiva militar agresiva en la última década, son elementos que conducen hacia el fin del conflicto. Sin embargo, las partes se enfrentan a varios intentos de negociación fallidos representados en los diálogos de La Uribe (1984), Caracas (1991), Tlaxcala (1992), y el polémico Caguán (1998), lo que representa la radicalización de cada una de las posturas.

¿Tendremos la visión, la grandeza y la habilidad para ceder en los puntos críticos?
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*Marcel Hofstetter Gascón es Director del Programa de Economía y Finanzas Internacionales de la Universidad de La Sabana

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