Literatura Cronopio

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COLECCIÓN DE MATICES

Por Eduardo Escalante Gómez*

OPUS # 6

Y si no hubiera tenido una lámpara.
Una oscuridad. Una incertidumbre.
Oscuridad nuevamente. Después.
Tratando algo. Sí, semejante a una ola,
a un niño jugando con una pelota,
a una abuela diciendo adiós.
Siempre mirando de frente,
sin equívoco en la postura.
Pude palpar mis sentimientos,
el frescor de mis días
y el desahogo con la almohada.
Tanto ardiendo y no se necesitaba llama.
A lo mejor el cuerpo no era ningún cuerpo
y solamente era un poema y no Neruda.
Tal vez así he llenado mis escrituras
como colmenas con incertidumbres grises
o golpecillos como gotas de candor.
El tiempo ha transcurrido como la visita
diaria de un zorzal a mi jardín.
Pero, en fin, avanzando sobre lo construido,
qué importan las altas cumbres.
Las rocas se levantan con los sueños
Que alejan de las sendas torcidas;
no ahogan mi mundo finito.

EL JUEGO DE LA VIDA

1

El juego de la vida retuerce nuestros rasgos,
registra la timidez al subir una escalera con el sombrero.
No es, pero maravilla, todo es digno de recordar.
2

Curvas, ríos, esteros en medio del bosque espeso
persiguiendo sinónimos (que no tenían ondulaciones
ni imaginación) en un poema de Huidobro y otro de Lihn,
si ellos pellizcan el océano y se rompe en pedazos,
tal vez por esto mi vida se ha hecho ajena
y mil emboscadas he debido soportar.

3

La puerta que se abre, siempre oculta algo.
Lo que hay detrás de ella no es ningún vacío,
pero el incienso sólo lo percibe quien vive allí.
Sabe de las horas puliendo la figura de bronce.

4

Si hubiera sabido que yo era un vitral y no un vidrio plano
entonces hubiera visitado al autor de los vitrales de la
catedral de Chartes, visto lo que estaba preso en
inmóviles telas de araña, escrito las palabras de
mis mentiras excepcionales, identificado el fantasma de
una fotografía vieja. La arquitectura maestra sabe muy bien cómo
se cocinan los defectos humanos, dónde están
los retoques que disfrazan una pérdida.
Entonces no se confunde un ombú con una magnolia,
y sereno se camina hasta el borde de lo finito.

5

Sólo sueña el que vive en un hacer pleno de imágenes.
Una vez, multitud de veces. Una manada de caballos al galope.
Ellos se inclinan de mi misma manera, mientras recorren la distancia.

6

Al amanecer, o acostado en la noche para soñar,
el cuerpo se hace presente con todo su clamor,
mis huesos murmuran, otro día, otra noche, otra hora.

CAMINAN HACIA LUGAR DESCONOCIDO

Tantas almas
girando como pájaros de congregación
en un cielo que ha negado la luz.
Van en busca de mundos más verdes.
Estar al lado de la cruz no ha sido suficiente.
Sus brazos se extienden hacia una costa lejana,
su tierra, hoy baldía,
atrapada en el séptimo círculo
(y sus tres giros).
Sus caminos inclinados soportan
millones de pliegues con penas. Dan escalofríos.
Sostienen los abismos en sus bocas.
Bajo escombros yace el bar donde
diariamente se encontraban.
Las fotos quedaron atrás.
Tanta palabra agota tal vez por
incontables estaciones,
murallas, puertas, ventanas.
Cargando a la espalda llevan el duelo
de no pertenecer,
duelo que no es de pretensión ni ostentación,
duelo de los deseos triturados.
Paso a paso en sobresalto.
la verdad no sostiene,
el sueño no sostiene,
es más desbastador que la realidad
que limita con el vacío.

¿Quién autorizó a robar el cielo
y lo que quedó, colmarlo de destrucción?

Silencio.
Llueve la lluvia lloviendo; a lo lejos,
las líneas eléctricas. Las cosas mezquinas
de la tierra se han tomado las estrellas.
Se ensayan los últimos actos de la vida.
El encargado de la embarcación
no ha podido trazar el curso de las estrellas
una súbita tormenta
los remos se desprendieron.
El cuerpo pequeño yace en la orilla.
(Continua siguiente página – link más abajo)

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