Literatura Cronopio

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Destierro y estilo en la narrativa de Gustavo Arango

DESTIERRO Y ESTILO EN LA NARRATIVA DE GUSTAVO ARANGO

Por Margarita Sánchez*

El tema del viaje es una constante en la vida y la obra del autor colombiano Gustavo Arango. Sus desplazamientos geográficos, desde el primer desarraigo de su ciudad natal hasta su último viaje a Sri Lanka, han ido enriqueciendo su escritura y se reflejan en la distancia estilística y temática frente a otros escritores colombianos contemporáneos. Al margen de la industria editorial, Arango ha ido gestando una singular obra narrativa que nos invita a participar en juegos de palabras, a gozar de las imágenes, a ser cómplices de esos personajes que se buscan y se pierden, se ríen y se mueren en el flujo del lenguaje. Hablamos de un autor para quien poco importa la anécdota o la trama. Es posible terminar de leer algunos de sus textos sin saber lo que ha ocurrido y, sin embargo, el recorrido justifica de sobra la lectura. En este trabajo trazo un mapa de la obra de Gustavo Arango, hago un rápido recorrido por algunas de sus obras más importantes, y me concentro en el viaje como motor y eje temático. Esta charla es una invitación a leer y apreciar a uno de los mejores escritores colombianos contemporáneos y también, como lo dijo uno de sus reseñistas, «uno de los secretos mejor guardados de la literatura colombiana» (Donado).

Gustavo Arango nació en Medellín, en 1964. Su viaje vital lo llevó a vivir en Cartagena de Indias, entre 1989 y 1998, y posteriormente en los Estados Unidos, donde reside desde hace quince años. Ha publicado dieciocho libros: cinco novelas, tres colecciones de cuentos, dos biografías, cinco compilaciones de textos periodísticos, dos libros de ensayos y un libro de fotografías. Arango ha recibido importantes reconocimientos internacionales y sus textos han sido publicados en Colombia, Argentina, Alemania, México, Francia, España, República Dominicana y los Estados Unidos. Una de las dificultades para el estudio de su obra es la forma dispersa como ha sido publicada y lo reducido de algunas ediciones de sus libros.
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En 1989, para el momento en que sale de Medellín, su ciudad natal, Gustavo Arango ha escrito y publicado Un tal Cortázar, un homenaje a la vida de uno de sus escritores más admirados y el libro con que inicia su vida como escritor. En la presentación de la segunda edición de Un tal Cortázar, publicada en el 2012, Arango nos explica la importancia de Cortázar en su obra: «Ahora puedo admitir que Cortázar, en aquel tiempo, era casi mi única influencia literaria. Después he encontrado otros autores cuyas obras resuenan en mis obras. Pero no he dejado de escribir sobre él, de agregar páginas y páginas a ese pequeño libro con que empezó mi vida de escritor» (7).
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A los veinticuatro años, Gustavo Arango deja atrás una ciudad que lo agobia, que le arrebata a su padre, «el vendedor de fantasías», que lo deja desamparado y sin ganas de seguir. Escapa al Caribe porque, en Medellín, «el desprecio por la vida le resulta intolerable» (La patria del lenguaje) y en Cartagena vive, entre 1989 y 1998, años muy productivos. El periódico El Universal le abre las puertas y le ofrece un espacio para escribir crónicas y textos de opinión, mientras en su tiempo libre se dedica a escribir su primera novela. Pero esa novela tuvo que esperar. En 1994, Gustavo Arango emprende la escritura de un libro sobre los inicios de García Márquez en El Universal. Gabo había llegado a Cartagena y El Universal en mayo de 1948 y se quedó allí por casi dos años. Venía escapando del caos del bogotazo y, como dice en Vivir para contarla, al llegar a la vieja ciudad de los virreyes sintió que volvía a nacer. Gustavo Arango reconstruye aquellos meses decisivos en la vida del nobel colombiano y resalta la influencia que tuvieron en él personajes como Héctor Rojas Herazo, Gustavo Ibarra Merlano, Manuel Zapata Olivella y Clemente Manuel Zabala.

Sobre García Márquez en Cartagena, Arango dice que: «Allí, en esa época, en ese lugar, sostuvo sus primeros combates con su imaginación salvaje. Allí aprendió a ver con ojos de escritor la realidad y a comprender que era superior a todas las historias que pudiera imaginar» (Un ramo de nomeolvides, 111).

Al transcribir esta cita, me pregunto si Arango también podría referirse en esos términos a sus primeros años en El Universal, donde llegaba a buscar un refugio para entregarse a la escritura de sus textos periodísticos y de Criatura perdida, su primera novela.

Criatura perdida, como su título lo implica, es la novela de un personaje que viaja sin rumbo y que al viajar va despojándose de su equipaje físico y moral. Para Gustavo Ibarra Merlano, Criatura perdida «es una novela de viaje, de viaje por el tiempo, de viaje por el espacio, de viaje por la vida». Como hecho curioso, Ibarra Merlano fue uno de los primeros lectores en apreciar los méritos de la novela de Arango, del mismo modo que cuarenta años antes había sido uno de los primeros lectores de La hojarasca, la primera novela de Gabo. Fue Ibarra Merlano quien le señaló a García Márquez los vínculos de La hojarasca con Antígona, la tragedia de Sófocles. Para Ibarra, a quien Arango conoció cuando escribía su libro sobre García Márquez, Criatura perdida «es un texto sumido en la poesía. Su idioma es de una gran precisión y de una soberana hermosura».
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Criatura perdida nos ofrece la posibilidad de apreciar uno de los primeros cruces entre la ficción y la realidad que serán rasgo distintivo de la obra de Arango. Desde las primeras páginas del libro se le advierte al lector que no podrá entender. Pero, más allá de esa poética de la confusión, resulta pertinente señalar sus dimensiones extra textuales. En una de las estaciones de su viaje, el personaje principal de la novela usurpa el nombre de Wenceslao Triana y narra, en un futuro hipotético, sus charlas con Smith, un anciano solitario y dispuesto a ser su interlocutor a cambio de una botella de ron. Wenceslao Triana es un personaje clave para apreciar las múltiples dimensiones de la obra de Gustavo Arango, pues fue su heterónimo durante muchos años. Wenceslao es un anciano del que poco se sabe, salvo que es un lector voraz y que opina «sobre lo divino y lo humano». Fue un personaje de ficción con presencia real, pues «sus escritos» aparecían publicados en la sección de Opinión del diario El Universal, mientras Arango desarrollaba su tarea como reportero y editor. Cerca de quinientas columnas de opinión componen la «obra» de Wenceslao Triana. A la hora de escribir la historia del periodismo colombiano de finales del siglo XX y comienzos del XXI habrá que señalar que uno de los columnistas más influyentes en Cartagena fue un personaje de ficción creado por Arango y, de lejos, más apreciado y conocido que su propio creador. Los textos de Wenceslao Triana aparecieron entre 1993 y 2003 en El Universal y, entre 2006 y 2008, en el periódico virtual Cartagena en Línea. Las notas escritas hasta 1998 se ocupan de temas locales de Cartagena y Colombia, intercalados con una variedad de temas generales y de arte y cultura. A finales de ese año, Wenceslao se despide de sus fieles lectores dejándoles columnas llenas de nostalgia, entre ellas una titulada: «Adiós y gracias». Puesto que nadie sabe de dónde es, a dónde se ha ido, o cómo encontrarlo, los lectores de Wenceslao se resignan a aceptar su silencio o su muerte. Esas notas son la despedida oculta del autor real detrás de Wenceslao, para quien ha llegado el momento de proseguir el viaje.
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Al dejar Cartagena, Gustavo Arango se marcharía agradecido por la experiencia como periodista, por la oportunidad de crecer como escritor, y por la beneficiosa influencia —en su voz creativa— del español del Caribe colombiano. En enero de 1999, Arango iniciaría sus estudios graduados de literatura en la Universidad de Rutgers en New Jersey. De este modo, el viaje de la vida lo conduciría a una transformación personal y estilística de la que son reflejos los libros escritos a partir de ese momento. Después de un silencio inicial —que debió responder a la adaptación de Arango a su nueva vida— Wenceslao Triana reaparece en las páginas de El Universal, les habla a sus lectores desde un lugar al que llama el País del Sueño: «Así que vine a dar a este lugar, a este extraño país de prisas y desmesuras, donde la gente sueña con los ojos abiertos y casi siempre un sueño que les han suministrado» (390). A partir de 1999, la perspectiva del exilio matiza casi todas las opiniones del personaje.

Pero regresemos a la experiencia de Cartagena. Después de escribir su libro sobre García Márquez, todavía trabajando como periodista en El Universal, Gustavo Arango retomó la escritura de Criatura perdida y terminó el primer manuscrito en febrero de 1998, sólo unos meses antes de marcharse a los Estados Unidos. La novela sería publicada en el año 2000. En Criatura perdida está, en cierto modo, prefigurada la experiencia que le esperaba al autor o, al menos, a uno de sus alter egos. El Wenceslao de la novela es un autor consagrado que optó por el exilio y el aislamiento, en «la ciudad sin límites». En el último capítulo asistimos a la muerte del personaje. Muy pocos de los lectores fieles de Wenceslao Triana en El Universal llegaron a enterarse de que su destino final quedó registrado en esta novela. También en Criatura perdida encontramos reflexiones sobre el pasado que podemos aplicar a la Medellín que el autor había dejado para irse a Cartagena: «La ciudad de donde vengo enloqueció (…) Yo mismo no sé si estoy vivo. No quiero estar allá. Quiero irme lo más lejos posible de mi tierra. Un océano o dos me bastarán, ya que no puedo poner galaxias de por medio» (75).
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El tema del viaje ha estado presente en la obra de Arango desde sus textos más tempranos. Un cuento que lleva ese título, «El viaje», fue traducido al alemán y adaptado como obra teatral por el grupo berlinés Kofradía Theater. Desde 2008, «El viaje» ha tenido en Alemania más de ochenta funciones. En este relato encontramos también esos viajeros perdidos en el tiempo y el espacio que no saben muy bien de dónde vienen ni para dónde van.

Quizá el texto de Gustavo Arango que mejor explora las múltiples dimensiones del tema del viaje es El país de los árboles locos, escrita en el 2003 y publicada dos años más tarde. El país de los árboles locos es una novela corta o un largo poema que seduce al lector desde las primeras páginas, donde se evocan imágenes de los múltiples lugares por donde ha pasado el narrador. Sobre Alaska dice: «Todo allí se congela, incluso las palabras. Uno puede encontrarlas en el suelo, recogerlas, llevarlas al oído y escucharlas. Otras, las que no caen, se quedan enredadas en las ramas» (13). El narrador de esta novela tan breve como intensa le habla a su amada de los parajes por los que pasa —algunos reales, otros imaginarios— y de los personajes que ha encontrado en el camino: Shel Silverstein, quien cuenta la historia del árbol y del niño que se amaban; Mia Swenson, una anciana pálida que le habla al narrador de «la inclinación de las uvas a la mentira» (36) y la primera persona en mencionarle el país de los árboles locos. En algún momento del relato el narrador se encierra en una biblioteca y encuentra un tratado en latín, escrito por un supuesto monje rumano: «Un largo catálogo en el que cada capítulo parecía tener la consistencia de un poema» (47). El país de los árboles locos es eso y mucho más. Es también una fábula con personajes maravillosos como el hombre, en Calcuta, que hace germinar plantas en su nariz, o el hombre girasol, o el hombre en cuyas manos hacían nidos los pájaros. Esta es la única obra ficcional de Gustavo Arango donde aparece una referencia directa a Colombia, sólo para hablar de los manglares, «cuyos frutos son ostras y aquel que los come no se cansa de amar». No es de extrañar esta ausencia de referencias a Colombia, si consideramos la visión de los personajes de este autor sobre sus lugares de origen. Para el protagonista de Criatura Perdida, su tierra es ese sitio donde «el desprecio por la vida resultaba intolerable». En otro caso, el personaje quiere interponer uno o dos océanos, «ya que no puedo poner galaxias de por medio».
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Pero el viaje no es el único tema en la obra de Arango. Otras obsesiones recorren sus páginas. El carácter elusivo de la realidad es uno de ellos. En Impromptus en la isla, asistimos a una combinación de géneros difícil de clasificar: un personaje de ficción escribe crónicas «reales» e incluso toma las fotografías que aparecen en el libro. En El origen del mundo, Magnífico Delgado es la creación de una mujer que —a su vez— fue creada por Magnífico Delgado. La mujer también es otro tema que ocupa un lugar central en esta obra cuyo estudio y apreciación apenas comienzan. En Criatura perdida, mientras Eric cuida de un castillo desierto, recibe la visita de Corina, quien le «abre las puertas del mar». En uno de los cuentos de Bajas pasiones, una mujer invita a su amante a un restaurante, lo seduce, le dispara y luego se aleja y recorre las calles como si nada hubiera ocurrido. En ‘Las amazonas’, uno de los cuentos más recientes, un grupo de mujeres visita a su antiguo amante y lo «invita» a perderle el gusto a la vida y a suicidarse. En El origen del mundo, la novela con que Arango ganó el premio Bicentenario en México, en el 2010, un grupo de mujeres estudiantes toma un curso de escritura creativa con Magnífico Delgado. Hay «pocas cosas más hermosas que una mujer escribiendo» (28), dice el narrador de esta novela inspirada en una experiencia del propio Gustavo Arango con nueve estudiantes mujeres. Sobre El origen del mundo, su autor dice: «Es un canto a la relación tan directa que existe entre la creación escrita y el erotismo». Magnífico Delgado, como Wenceslao, como Eric, como tantos otros personajes de este autor, es también un desterrado. Para este nuevo alter ego su lugar era ese País del Sueño, «ahí donde su lengua, nutrida de todas sus variedades, empezaba a acercarse a un nuevo siglo de oro» (19).
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La influencia del inglés en el estilo de Gustavo Arango se encuentra en varios de los cuentos que ha escrito en los últimos años. En la colección La brújula del deseo, presentada en Medellín en abril de 2014, se reúnen todos sus cuentos escritos entre 1986 y ese año. Allí puede observarse la trayectoria de su estilo, en especial la creciente experimentación con el lenguaje, la creación de nuevas palabras y el enriquecimiento de «la voz» al incorporar nuevos vocablos que en sí mismos son discurso. «Exégesis», uno de los cuentos más complejos del autor, abunda en palabras inventadas y enredos gramaticales que al lector le corresponde desentrañar. La lectura en este texto avanza con lentitud y es preciso detenerse, releer. Aquí cito un fragmento: «Esa es la función de si no. Como bien lo indica también, si no es una reiteración de pero, pero es una reiteración que anuncia y proclama la extinción de pero a causa de su propia actitud de negación». Esto no es un trabalenguas, ni una parrafada al estilo de Cantinflas; es una invitación a «trascender la insensatez denotativa» (354) del discurso, a concentrarse en los significados ocultos detrás de combinaciones absurdas; es un juego donde el sinsentido cobra sentido, o mejor, da lugar a sentidos renovados.
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El último cuento de esta colección, «La brújula del deseo», es una reivindicación de la libertad creativa. Aquí encontramos escritura automática, transcripciones de los supuestos cuadernos del narrador, y la posibilidad de reunir muchos textos en un texto. Para el narrador de este relato es válido interrumpir una historia comenzada, reflexionar sobre asuntos mundanos y regresar a la historia interrumpida. A pesar de la caótica amalgama de fragmentos que componen ese texto liberado que es «La brújula del deseo’, todo tiene un sentido que se va revelando poco a poco: la lista de razones por las que el narrador —Barrabás Barraza— lloraba y dejó de llorar, los micro-cuentos de una línea, la historia del profesor que lo obligó a ahogar una paloma, el análisis de escenas y personajes de la película Dr. Zhivago, la intromisión de palabras en inglés que el narrador siente que deberían existir en español, la justificación de la mezcla de todo lo anterior y mucho más en un texto que se niega a ser complaciente con el lector. «La brújula del deseo» parece marcar el final de una larga búsqueda y el inicio de una nueva etapa creativa en un autor alejado de las tradiciones literarias y quien se sigue aventurando en terrenos inexplorados.

Como señala Miguel Falquez Certain: «Gustavo Arango no sólo tiene voz y estilos propios, sino también un mundo rico y enriquecedor que observa con precisión de entomólogo y que ha logrado plasmar, con mano paciente de orfebre, una visión auténtica que marca un hito en la producción novelística latinoamericana».
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Los extremos en el viaje vital y creativo de Gustavo Arango no son tan difusos como en sus obras. En el principio está ese «extinto país sudamericano» –como lo llama en El origen del mundo– y al final está Sri Lanka, ese lugar donde la imaginación parece haberse desbordado en la realidad, una suerte de paraíso perdido y siempre buscado donde muchos de los personajes –y hasta el autor mismo– parecen dispuestos a morir. A comienzos de 2013, Gustavo Arango publicó su libro de fotografías Serendipity: un viaje fotográfico por Sri Lanka, testimonio de su visita a esa isla del océano Índico que aparece mencionada en todos sus libros. De este modo parece haberse cerrado el viaje vital, pero no el creativo. Esa visita a Sri Lanka está incorporada a Morir en Sri Lanka, la tetralogía novelesca que Arango ha venido escribiendo por casi treinta años y cuyo primer volumen quedó finalista del Premio Herralde de Novela 2014. Actualmente, Gustavo Arango trabaja también en una novela basada en los manuscritos de la bibliotecaria Marilla Waite Freeman (1870-1961), los cuales encontró en un mercado de las pulgas al norte de Nueva York. Salvo estudios aislados de Erasmo Hernández González, Gustavo Ibarra Merlano, Rómulo Bustos, Miguel Falquez Certain, Nadia Célis y Pedro Arturo Estrada, la crítica sobre su obra es incipiente. Pero este autor prolífico y fascinante no parece dispuesto a detenerse para esperar a sus lectores o críticos. Su viaje creativo continúa y al parecer sólo la muerte –tal vez en Sri Lanka– podrá interrumpir la construcción de uno de los proyectos creativos más ambiciosos en la literatura hispanoamericana contemporánea.
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LIBROS DE GUSTAVO ARANGO

Novelas:

Criatura perdida. El Pozo: New Brunswick (NJ). 2000.

La risa del muerto. Novela ganadora del Premio Marcio Veloz Maggiolo 2002, a la mejor novela en español escrita en los Estados Unidos.   Primera edición: Editora Nacional: Santo Domingo, República Dominicana. 2003.             Segunda edición. Universidad Pontificia Bolivariana: Medellín, Colombia. 2012.

El país de los árboles locos. Primera edición: Ediciones El Pozo, New Brunswick (NJ). 2003. Segunda edición: Universidad Pontificia Bolivariana: Medellín, Colombia. 2005. Tercera edición: Ediciones El Pozo, Oneonta (NY). 2013.

Impromptus en la isla. New York: Book Press, New York. 2010. Texto híbrido de ficción, periodismo y fotografía sobre la isla de Manhattan.

El origen del mundo. Novela ganadora del Premio B Bicentenario de Novela en México, 2010, y presentada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de ese año. Primera edición: Ediciones B México, 2010. Primera edición colombiana: Ediciones B Colombia, 2011.

Santa María del Diablo. Novela histórica. Ediciones B, Colombia. Noviembre de 2014.

Morir en Sari Lanka (inédita).

Libros de cuentos:

Bajas Pasiones. Cartagena, Colombia: El Guarro. 1990.

Su última palabra fue silencio. Primera edición: Cartagena, Colombia: Alcaldía de Cartagena.1993. Segunda edición: Ediciones El Pozo, Oneonta (NY). 2012.

Unos cuantos tigres azules. Primera edición: Ediciones El Pozo, Oneonta (NY). 2009. Segunda edición: Ediciones Pluma de Mompox, Bogotá. Incluída en la colección Voces del Fuego: Testigos del Bicentenario.

La brújula del deseo (cuentos 1986-2014). Universidad Pontifica Bolivariana, Medellín (Colombia). Abril de 2014. Esta edición incluye las colecciones de cuentos publicadas anteriormente, más las colecciones inéditas: Historias del sexto sentido, Juegos de alcoba, El dolor (cuentos desmesuradamente cortos) y La Brújula del deseo.
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Libros biográficos:

Un tal Cortázar. Primera edición: Colección Mensajes, Facultad de Comunicación Social UPB, Medellín. 1987. Segunda edición aumentada: Un tal Cortázar y otros pasos en las huellas. Editorial UPB, Medellín, 2012.

Un ramo de nomeolvides: García Márquez en El Universal Primera edición: El Universal, Cartagena. 1995.

Segunda edición: Editorial UPB, Medellín. 2013.

Compilaciones de textos periodísticos:

Retratos. Colección de crónicas y perfiles. Alcaldía de Cartagena. Colección de la Secretaría de Recreación y Cultura. 1996.

La voz de las manos. Incluye entrevistas o perfiles de Gabriel García Márquez, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Héctor Rojas Herazo, Álvaro Mutis, Ernesto Sábato, Mario Benedetti, Adolfo Bioy Casares y Tomás Eloy Martínez. Ediciones El Pozo, New Brunswick (NJ). 2001. Publicado con el apoyo del programa de estudios Latinoamericanos de la Universidad de Rutgers.

Vida y opiniones de Wenceslao Triana Compilación de las columnas firmadas con el seudónimo de Wenceslao Triana y publicadas en el diario El Universal entre 1993 y 2003. Ediciones El Pozo, Oneonta (NY). 2006.

Las profundas cavernas del sentido (Nuevas opiniones de Wenceslao Triana) .Compilación de las columnas firmadas con el seudónimo de Wenceslao Triana y publicadas en el diario virtual Cartagena en Línea, entre 2006 y 2008.

Regreso al Centro. Compilación de columnas de opinión publicadas en el periódico sectorial Centrópolis, de Medellín, entre 2007 y 2009. Ediciones El Pozo, Oneonta (NY). 2009.
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Libros de ensayos y estudios literarios:

El más absurdo de todos los personajes: Escritores y creación escrita en la narrativa hispanoamericana.

Texto basado en la disertación doctoral sobre el tema del absurdo en la obra de autores como Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Andrés Caicedo, Juan Emar y Gabriel García Márquez. Editorial UPB, Medellín. 2010.

Recuerde el alma dormida: reflexiones sobre la creación escrita. Compilación de conferencias sobre el tema de la escritura creativa. Ediciones El Pozo. Oneonta (NY), 2013.

Otras publicaciones:

Serendipity: Un viaje fotográfico por Sri Lanka. Ediciones El Pozo, Oneonta (NY). 2013. Edición bilingüe: Español-inglés.

The Theory of Play (La teoría del juego). Ediciones El Pozo, Oneonta (NY), 2008. Edición bilingüe: español-inglés, de un manuscrito de marilla Waite Freeman, con ensayo biográfico sobre la autora.

Desde el 2008 Gustavo Arango escribe una sección regular de libros, ‘Relecturas’ en el periódico Vivir en El Poblado de Medellín. El autor tiene la intención de reunir estos textos en un libro con el mismo título. Se trata de un esfuerzo por combatir las modas literarias y el culto de las novedades editoriales, con comentarios sobre libros olvidados o poco conocidos.

BIBLIOGRAFÍA

Arango, Gustavo. Criatura perdida. New Jersey: Ediciones El Pozo. 2000.
–El país de los árboles locos. Medellín: Editorial UPB. 2005.
–«La patria del lenguaje». Discurso durante el homenaje dela Feria Hispana Latina de Nueva York. Octubre de 2013.
–Un tal Cortázar y otros pasos en las huellas. Medellín: editorial UPB. 2012.
– Vida y opiniones de Wenceslao Triana. Ediciones El Pozo, Oneonta, New York. 2007.
Donado, Jacqueline. «Gustavo Arango: Una obra secreta que empieza a revelarse. Nueva York Digital. Enero 7, 2013. https://nuevayorkdigital.com/gustavo-arango-una-obra-secreta-que-empieza-a-revelarse/
Falquez Certain, Miguel. «La mano paciente del orfebre» Cartagena, Periódico El Universal. https://www.eluniversal.com.co/suplementos/dominical/la-mano-paciente-del-orfebre-21930?page=2
Ibarra Merlano, Gustavo. «Notas sobre Criatura Perdida». Grabación. Cartagena, septiembre 9 de 1998. https://vimeo.com/38869683

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* Margarita Sánchez es profesora de lengua, literatura y cultura en Wagner College (New York). Estudió Comunicación Social en la Universidad Pontificia Bolivariana. Hizo su maestría y doctorado en literatura hispanoamericana en Rutgers University. Escribió su tesis de doctorado sobre la representación del SIDA en la literatura latinoamericana. Ha publicado artículos sobre testimonios de mujeres colombianas desplazadas, sobre la participación cívica de sus estudiantes en barrios de inmigrantes en Nueva York y sobre proyectos de reunificación familiar de inmigrantes mexicanos. Su libro Retratos: Arte y sociedad en el mundo hispano escrito en colaboración con Katica Urbanc será publicado en septiembre de 2015. Correo-e: msanchez@wagner.edu

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