Literatura Cronopio

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El susurro del arce rojo

EL SUSURRO DEL ARCE ROJO Y OTROS POEMAS

Por Alicia Aza*

Se despierta desnuda y permanece
su boca sobre la almohada ermitaña.
Recibe un baño de luz que enjabona
su cabello revuelto y perezoso.
Y el sol dispara sombras por el techo
constantes donde fija la mirada.
Para el tiempo y lo vence embadurnado
como una erguida pierna sin memoria.
Tómalo por bandeja de aposento
de unos restos de sombras de tres hojas
que nacen verdes y hoy enrojecieron.
Pie y hojas se entremezclan en los juegos
que ocultan las caricias que sostienen
un trozo de los días reservados.
Más tarde soltará la luz del viento
y contemplará la suave frescura
que brota sigilosa. Compañero
furtivo de mañanas sustraídas.
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LA CANCIÓN DE LA TIERRA

Como el viento baila las ramas
he de mecer el pensamiento
para que cuando el día acabe
se desvanezca la agonía
de las hojas secas que lloran.

Por los huecos libres del sueño
dejas escapar los deseos
perseguidos por las raíces
de melancólicas serpientes
usurpadoras de lamentos.

Navegas los remansos que amo
germen del día cauteloso
de las muchas sombras fecundas
más allá de la noche triste
en la Puerta de Brandeburgo.

Una canción de Mahler suena
al olor del fresco perfume
de una Freya que avanza blanca
bajo los tilos que se mueven
entre el ocaso de los sueños.

Siesta eterna de plácida poesía.

EL SONIDO DE LOS ABEDULES

(El sueño de Katherine Whitmore)

No puedo prescindir de ti ni apagar estas voces
que siguen viajando por arquitecturas remotas
y al regresar contemplan la mesa donde una vez
dejamos de extrañarnos
para cuando ya no sean necesarios
los mensajes ni la letra teñida
con los colores de la bandera que nos reviste
no tenga que moverme de tu lado
y tú sigas hablándome con tu voz liberada.
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EL SILENCIO DE LAS CIGARRAS

(T.W. Higgison llega de visita a Amherst)

Dejaron de cantar nuestras cigarras
y acudí a rescatarte por otoño
al lugar de las tierras arcillosas
donde sembré cosechas de esperanza.

Un recuerdo se esconde persistente
tras las hojas revueltas en los prados
que cansadas esperan a ser humus
alimento de tristes recompensas.

Fuiste sueño inflamado con los días
insomnio recurrente en las penumbras
sendero melancólico de estrellas
partícula de sabia retardada.

Hoy he vuelto a por la siembra madura
de los sueños ocultos y exiliados
y sólo el polvo guarda tu memoria
en la tierra cubierta por el fango.

CARTOGRAFÍA DEL TIEMPO

Somos viajeros libres de la vida
nómadas con maletas de inquietudes
por la senda que llora bajo el cielo
engalanado de promesas nobles.
En la eternidad de tus ojos grises
despiertas en la noche sin embozo
y arrastras los deseos inconclusos
brújula de una cueva de pasiones.
Recorro tu mirada empedernida
por el mapa que tú misma construyes
y busco ese lugar de arquitecturas
que sólo lleve el nombre de tu tiempo.
Somos esclavos fieles de la muerte
que llega sedentaria del remanso
y difumina las heladas horas
en los inviernos de la verdad blanca.
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PALABRAS DE ESCARCHA

Eres sol retenido en el crepúsculo
del invierno de tus días descalzos
que hicieron prisioneras tus mañanas
de ciegos despertares a la vida.
Tus ojos te mendigan amapolas
que recuerdan la infancia sin consuelo
poseedora de tu dicha distante.
Hoy sólo te mantienen los zumbidos
de los recuerdos de tus pies mojados
en agua que se vierte por la escarcha
en la orilla de las palabras tenues.
Pronto llegará la noche serena
y el cielo teñirá cromado tono
de soledad velada con tu gesto.

DONDE HABITA TU RECUERDO

Tus labios son cilindros de silencio
que ruedan por un cuerpo escurridizo.
Tus ojos un cordón de cataratas
de agua gris estancada sin orillas.
Tu rostro alcanfor chino en papel seda
al resguardo del paso de los años.

Tus piernas son las letras diagonales
del tesoro que nadie fortifica.
Tus pies una biznaga de ilusiones
que caminan por sendas indelebles.
Tus manos unos hilos de contrastes
enredos de un ovillo de susurros.

¿Dónde moras con alma protectora?
¿En el desván cubierto de castañas
que Afrodita asará con fiel destreza?

Una hendidura se abre en mi recuerdo.
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UN SECRETO INSOMNE

«Desnudez es la vida y desnudez la sola eternidad».
(Juan Ramón Jiménez)

Anidaron las garzas y te pienso
en el lugar anverso de la cumbre
del artificio, copias clandestinas,
exaltación superflua de quimeras.
En los senderos húmedos retratan
la decadente búsqueda que parte
de la falsa belleza que han soñado.
Y el sol calienta sin descanso y vibra
como la verdad pulcra y renovada
que saboreo nostalgia de la nieve,
en un mar humillado por secretos
tejidos con agujas recelosas
de mujeres tocadas por turbantes
que guardan La Torá sobre perennes
faldas inesperadas con arena.
Allí donde fracasan las heladas
y el calor es insomne, yo te pienso.

DUNAV

Espejos bajo el puente
república de sueños
en el septiembre fronterizo
de cometas y tierras postergadas.
Espectro de memoria entumecida
silueta de una lucha sin crepúsculo
¡Sonámbula navego!
Río de poblaciones rotas
que moja las banderas de ceniza
estela frágil de un periplo
en los maizales secos de tus labios.
¡Danzas entre cantares!
Llagas en la mirada misteriosa
que me acercan a tu secreta
libertad de mejillas incendiadas.
¡Ancestrales raigambres!
Acordes de guitarra transeúntes
voz que empuja las noches
a la sed y al abismo
de la fútil disputa
en tu llanura de Sedán.
Como quimera nace el pez
silenciosas escamas transparentes
ante el emperador del vino y sangre
pescador de pasiones olvidadas.
Y queda el lugar mudo
nenúfares a la deriva
por las huellas del tronco silencioso
que arrastran tu alfabeto
por lo descolorido de mis sombras.
Habitará el azar en los suspiros
de un mar inexistente
de espumas y resinas
esperanza confusa
por nuestros ojos atrapados
delirantes verdades
de un futuro que no despertará.
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NOSTALGIA

«¿Es que voy a vivir?¿Tan pronto acaba
la ebriedad? Ay, y cómo veo ahora
los árboles, qué pocos días faltan…»
(Claudio Rodríguez)

Rojas tus manos alzan la copa autobiográfica
leamos junto a Baco
el maridaje del silencio
ese aroma lejano, dulces almas sin tregua
sed de alcanzar la cima
con la verdad corpórea, fermentados deseos.
Nostalgia de memoria imaginada
tus dedos son como uvas rodando por mi cuerpo.
Tú, vino transitorio
una espiral de letras mudas
nutriente de mi boca sin latido.
Tierra fértil, tu nombre en mis entrañas
presencia cristalina, tu mirada sonámbula
ebrios mis besos, máscara encendida
en las pupilas ciegas
de los meandros de la noche .
Nostalgia del futuro
en los campos brotados.
___________
*Alicia Aza nació en Madrid el 20 de febrero de 1966. Es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense. Abogada en ejercicio desde 1989. Ha sido profesora en la Universidad Rey Juan Carlos. Tiene publicados trabajos especializados en el ámbito del Derecho mercantil. Igualmente es colaboradora habitual de diversas revistas de carácter divulgativo y cultural. Miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España. Ha publicado los poemarios: El libro de los árboles (Editorial Ánfora Nova, 2010), que fue distinguido como Finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2011; El viaje del invierno (Editorial Ánfora Nova, 2011), que fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro” 2011 y Las huellas fértiles (Editorial Ánfora Nova, 2014). También ha publicado la edición serigráfica La estación fría, ilustrada por el pintor Francisco Escalera (Editorial Ánfora Nova, 2011). Su obra literaria ha sido incluida en diversas antologías de carácter internacional. En el ámbito de la narrativa, es autora de diversos relatos breves que han sido publicados en diferentes revistas literarias. Ha realizado labores de coordinación editorial.  Su obra poética ha sido traducida al italiano, serbio, francés y búlgaro.

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