Alfil Cronopio

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mermelada y fusiles

MERMELADA Y FUSILES

Por Marcel Hofstetter Gascón*

Colombia se enfrenta de nuevo a un semestre electoral donde el desánimo ha permeado la campaña política. Es curioso que frente a un proceso de paz tan importante como el que ha emprendido el gobierno del Presidente Santos, en un clima de polarización política con las posturas del Movimiento Centro Democrático, conduzcan a un estado de apatía en el electorado. El debate político, es una condición necesaria para el buen funcionamiento de los estados democrático. La permanente deliberación obliga a los actores políticos, bien sea del gobierno o de la oposición a estudiar a profundidad los problemas de la sociedad, y en promover las mejores soluciones en función de la identidad política de cada partido político.

Sin embargo, Colombia, a pesar de ser una de las democracias más estables del continente, los principios de calidad política de un estado moderno se han degradado paulatinamente. Dos razones justifican en gran medida es escenario político: la mermelada y los fusiles.

Para el primer elemento, es una lástima que en el país se haya institucionalizado la venta de los ideales de cada partido a cambio de jugosos contratos en varios organismos del Estado. Si los ideales políticos se terminan transando al mejor postor como en un mercado verdulero, se pierde no solo la esencia de la política, sino la legitimidad del sistema frente al elector. Los ideales  de la sociedad quedan cooptados por los cazadores de rentas, que en nada contribuyen a las buenas prácticas en la implementación y buen manejo de lo público.

El segundo elemento crítico en la deconstrucción de la democracia son los actores violentos, con traje de políticos. En este caso, el escenario es más complejo, dado que los votos se obtienen bien sea por la presión armada de los agentes, o por la compra directa con rentas provenientes de negocios ilícitos. Los efectos de esta estrategia son devastadores para la salud de la democracia, dado que es prácticamente inviable enfrentarlos con las herramientas de la argumentación y el razonamiento.

Colombia, si quiere ser un estado viable con capacidad para llegar a la OCDE, y proyectarse hacia una senda de crecimiento acelerado, ha de modificar sus costumbres políticas. Los partidos políticos tienen que regresar a sus principios ideológicos, y construir a partir de ellos las soluciones a los problemas que tiene el país. El esquema de gobierno con una oposición vigorosa en ejercicio pleno del control político, es el gran reto que tiene el país en el próximo cuatrienio. De implementarse, el principal favorecido sería el propio gobierno, no solo porque transforma la cultura política, sino que se ve obligado a implementar acciones públicas de mayor calidad. Para lograrlo, el fin de la Unidad Nacional sería el primer paso hacia la modernidad.

¿Estarán los políticos a la altura de las circunstancias para impulsar a Colombia hacia el pleno desarrollo? Lastimosamente no se vislumbran elementos hacia el cambio…
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* Marcel Hofstetter Gascón es un reconocido economista y catedrático bogotano.

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